lunes, 13 de septiembre de 2010

PANICO EN CARNAVAL


Todo el panico se empeso por la ola de violencia que asotaba la ciudad y por la mas reciente masacre en el Bar las Herraduras donde murieron 6 personas y los carteles empesaron a poner narcomantas por toda la ciudad añadiendo la ola de rumores que empeso a correr entre la gente y por medios electronicos dias antes del Carnaval 2010.

RUMORES O CHISMES ENTRE LA GENTE ANTES DEL CARNAL:
  1. Dicen que este sabado va a ser recordado como el mas sangriento los narcos quieren matar gente inocente para que calderon los deje empas a los narcos en unas de las mantas decia.
  2. El Chaguin quiere hacer masacre para cobrar vengansa.
  3. Encontraron un arsenal de armas enterradas en la playa.
  4. Un narco bien pesado rento mas de 40 0 mas cuartos en un hotel de la ave. del Mar y le dijo a la recepcionista que si tenia familia mejor ni saliera porque se iva a poner muy feo.
  5. A la Reyna Astrid la amenasaron de Muerte por la radio, dicen que le mandaron tambien un dedo.
RUMORES CUANDO EMPESO LA ESTAMPIDA EN EL CARNAVAL.
  1. Un toro suelto, un caballo desbocado, una balacera, una riña.
  2. Mataron a al Reyna
  3. Hirieron al Centenario (Rey de la alegria)



Pánico revienta desfile del Carnaval
El miedo por el rumor de balazos en el malecón provoca una 'estampida' de miles de personas
Ariel Noriega
17-02-2010


MAZATLÁN._ El sonido de una pedrada en una puerta de lámina fue la chispa que inició una avalancha de miles de personas que terminaron arrollando el Desfile de Carnaval.

La piedra fue lanzada en un pleito originado en la esquina de la Avenida Cruz Lizárraga y calle San Lorenzo, y se estrelló en una puerta de lámina negra de un estacionamiento privado donde discutían dos personas.

El estallido que provocó la pedrada fue suficiente para que alguien gritara: "balazos, son balazos" y, en unos minutos, la tensión provocada por una semana de rumores de violencia nutrió una avalancha humana que arrastraba puestos, niños, señoras y todo lo que encontraba a su paso.

Miles de personas corrieron desde la Avenida del Mar en varias direcciones: hacia el Centro de la Ciudad, hacia la Avenida Ejército Mexicano, hacia la playa y en menor medida hacia el Valentinos, ya que la mayoría de las personas se había retirado de esa zona ante el paso del desfile.

Los que no pudieron correr se lanzaron al suelo, pero la mayoría corrió, arrastrando a sus hijos y otros perdiéndolos en la carrera, y el rumor se desplazó y creció tan rápido que cuando pasó por la zona del Monumento al Pescador aseguraban que habían matado al Rey de la Alegría, cuando llegó a Olas Altas ya contaban que habían atentado contra el Alcalde.

La multitud siguió corriendo, desde el lugar donde se originó el pleito hasta Olas Altas, donde decenas de personas se tiraron al suelo, de ahí saltó a internet, a través de Twitter se contaba de asesinatos y balazos en el Carnaval de Mazatlán.

En la zona del malecón se colapsó el servicio de telefonía, en segundos las versiones más disparatadas llegaban a Culiacán y de ahí al resto del País y del mundo.

En su intento por huir, la avalancha humana obstruyó el desfile, de pronto, a las comparsas se les vinieron encima cientos de personas, unas trataban de salir del malecón hacia las calles que bajan de la Avenida del Mar, pero otro tanto se lanzaba a la arena de la playa.

Paralizado el desfile, las reinas, su cortejo y demás bailarines fueron bajados de los carros alegóricos y las carrozas reales por personal de Protección Civil y las corporaciones policiacas. Algunos conductores de tractores que jalaban los carros los dejaron incluso abandonados al correr. Solo la Reina del Carnaval, Astrid I, llegó a bordo de la carroza real hasta la Avenida Alemán.

No hay armas ni defensa contra un rumor, así que el enorme aparato de seguridad que resguardaba la zona del desfile de Carnaval se estrelló contra la nada, decenas de policías, militares y cuerpos de auxilio "peinaron" la zona pero no encontraron armas ni sospechosos, sólo rumores de unos balazos que nunca se lanzaron.

El saldo de la multitudinaria carrera dejó a decenas de niños perdidos, zapatos y chamarras tirados, puestos de comida volcados, el desfile paralizado y los carros alegóricos abandonados, mudos testigos de un accidente histórico que terminó "coronando" un Carnaval herido por el miedo a la violencia.





Arroja la 'estampida' nervios y niños perdidos
Atienden a unas 30 personas por crisis nerviosas y 'rescatan' a 19 menores extraviados
Sheila Arias
17-02-2010


MAZATLÁN.- La "estampida" humana que recorrió parte de la Avenida del Mar ante una supuesta balacera causó crisis nerviosas de unas 30 personas y dejó un saldo de, al menos, 19 niños perdidos.

Paramédicos y rescatistas aseguraron que las primeras atenciones surgieron unos tres minutos después del presunto ataque, la mayoría señoras que cayeron en crisis de pánico al pensar que sus familias estaba heridas o perdidas.

El reporte de la Cruz Roja reveló que las 30 personas necesitaron apoyo ante una crisis, la mayoría resultó con presión baja y dolor de cabeza, también la mayoría recurrió a la ambulancia instalada frente al Monumento al Pescador.

"No sé qué me pasa, por favor dígame dónde está mi familia. Qué está pasando, ayúdeme por favor", clamaba doña Andrea, de 38 años, vecina de la Colonia Juárez. Ella resultó con crisis al no saber dónde estaba su hija de 14 años.

Los paramédicos de Cruz Roja confirmaron que otros pacientes exigieron calmantes, otros más cayeron en sicosis y creyeron que la supuesta balacera seguía entre las calles.

"Señora tranquila, por favor. Todo está bien. Respire y no tenga miedo. No hay balazos, no hay guerra, todo está bien", así un paramédico estabilizó a una mujer de unos 40 años.

Ante la desesperación, algunos adultos perdieron el control y no alcanzaron a proteger a sus hijos, eso causó que niños y adolescentes corrieran con la multitud y se perdieron por horas, otros llegaron a casa por su pie.

Y mientras los niños aparecían, dos carros patrocinadores que circulaban en el desfile prestaron el equipo de sonido para vocear a los extraviados, además el restaurante Pollo Loco facilitó sus instalaciones y ahí habilitaron una base de espera para padres angustiados.

Entre desesperación y desconcierto, los adultos lloraban por sus hijos, no daban crédito lo que ocurría en un desfile familiar. Cerca de las 19:30 horas cuerpos de rescate aseguraron que, al menos, 19 personas se extraviaron en el tumulto. Todas finalmente se encontraron con su familia.

"En estos casos les pedimos que vayan a casa, en la mayoría de los casos cuando un niño o un joven se ve perdido va a su domicilio", explicó un elemento de Protección Civil.

Algunas palabras del presidente municipal Ratabel lopez Sanchez

"No hubo ningún disparo, también corrieron rumores de que habían herido al Rey de la Alegría, al Centenario, por eso digo que detrás de esto hay una campaña del miedo, orquestada por actores políticos con una intencionalidad política en este proceso electoral que está por vivir Sinaloa".

"Fue un problema de riña que se presentó frente al Caliente, un pleito de cholos, al parecer alguien tiró una pedrada, eso sonó fuerte y provocó el corredero de gente, afortunadamente nada grave"



Detenido
Persona que fue detenida señalada de provocar el caos al final del desfile de Carnaval, en un riña.
Miguel Ángel Aranda Padilla
Es de La Piedad, Michoacán

NARRA REY DE LA ALEGRÍA PÁNICO DURANTE EL DESFILE DEL CARNAVAL

Thomas Antonio “El Centenario” apareció hace unos momentos en las oficinas de Noroeste para terminar con los rumores que corrían en torno a que ayer había sido asesinado durante el desfile del Carnaval Internacional de Mazatlán 2010. El Rey de la Alegría de las máximas fiestas del pueblo, narró en entrevista a través del programade radio Encuentros de noroeste.com el cómo vivió lo sucedido la tarde de ayer mientras saludaba a la gente que se concentró en la Avenida del Mar para disfrutar del recorrido carnavalero.

“Iba a la altura del Hotel Plaza Marina, sólo vi que la gente venía corriendo atrás de mi, mis músicos se bajaron del escenario y corrieron, mi tío Raúl me gritó que me bajara y brinqué desde arriba del carro alegórico, tomé a uno de mis sobrinas de 7 años que iba conmigo y nos fuimos a refugiar a casa de un familiar que vive cerca”, relató.


TERMINA CARNAVAL CON RIÑAS

El último día de Carnaval terminó muy agitado, hubo de todo, pero sobretodo varias riñas que dejaron al menos una persona herida de un navajazo en el estómago y una más herida con un golpe en la cabeza, además varios detenidos. Alrededor de las 1:30 horas, un joven fue atacado por un grupo de pandilleros por la calle Constitución. Uno de ellos sacó una navaja y se la enterró en el estómago de su víctima, quien cayó herida, esa acción fue vista por elementos policiacos quienes de inmediato detuvieron a los agresores. La víctima fue atendida por paramédicos quienes lo trasladaron a un hospital, mientras los agresores eran llevados en una patrulla al Tribunal de Barandilla, en la Colonia Juárez. También hubo otra persona agredida en Olas Altas, dos personas de sombrero atacaron a golpes a otro, sólo porque les cayó mal. En esta ocasión no hubo detenidos, ya que tanto los agresores como la víctima se separaron inmediatamente y se fueron cada quien por su lado.

RUMOR DE BALACERA DURANTE DESFILE DESATÓ CAOS

El sonido de una pedrada en una puerta de lámina fue la ch

ispa que inició una avalancha de miles de personas que terminaron arrollando el Desfile de Carnaval. La piedra fue lanzada en un pleito originado en la esquina de la Avenida Cruz Lizárraga y calle San Lorenzo, y se estrelló en una puerta de lámina negra de un estacionamiento privado donde discutían dos personas. El estallido que provocó la pedrada fue suficiente para que alguien gritara: “balazos, son balazos” y, en unos minutos, la tensión provocada por una semana de rumores de violencia nutrió una avalancha humana que arrastraba puestos, niños, señoras y todo lo que encontraba a su paso. Miles de personas corrieron desde la Avenida del Mar en varias direcciones: hacia el Centro de la Ciudad, hacia la Avenida Ejército Mexicano, hacia la playa y en menor medida hacia el Valentinos, ya que la mayoría de las personas se había retirado de esa zona ante el paso del desfile.


RELATOS HURACAN ISMAEL



Relato de Francisco Chiquete

Mazatlán, Sinaloa.- El 14 de septiembre de 1995, el huracán Ismael pasó frente a Mazatlán, pero no lo tocó. Muchos respiramos aliviados porque "la libramos". Al día siguiente, sin embargo, nos enteraríamos que ese mismo fenómeno, que nos pasó de lejos, había enlutado a decenas de hogares mazatlecos, de Sinaloa y de Sonora.

Considerado en principio como un ciclón pequeño, Ismael cobró una fuerza repentina que no sólo intensificó sus vientos; también la velocidad de su desplazamiento, por lo que sorprendió a la flota camaronera en plena faena. Las versiones son diferentes. Hay quienes hablan de hasta cien víctimas, pero lo cierto es que oficialmente se reconocieron cincuenta y cuatro.

Familias de pescadores, gente con mucha tradición en la mar, quedaron diezmadas. Un hermano y un hijo del entonces dirigente pesquero Ricardo Michel Luna desaparecieron en las aguas. Como ellos, hubo casos de hermanos, padres e hijos, hombres jóvenes o viejos que se sabían en un oficio donde el riesgo es la vida, pero que no esperaban un embate como el que los sorprendió.

El resumen más socorrido del huracán es el siguiente:

En el año de 1995 hace su aparición el huracán Ismael. Produjo olas de 9 metros en las costas mexicanas, causando la destrucción de 52 botes con daños graves, falleciendo 57 pescadores. En su camino a través del noroeste mexicano, las fuertes lluvias dejadas por el huracán alcanzaron los 197 milímetros en el estado de Sinaloa lo que causó la inundación de cuatro municipios, la destrucción de 373 casas y daños a otras cuatro mil setecientas noventa y cuatro. Cincuenta y cuatro personas perdieron la vida. En Los Mochis, los vientos destruyeron casas y postes telefónicos. En Sonora, Ismael dejó 276 milímetros de agua, afectando gravemente a Huatabampo y a 24 mil 111 personas que se ubicaban en 8 municipios. Destruyó cuatro mil 728 casas, 107 escuelas más dos hospitales. Destrozó las líneas de alta tensión afectando un área de tres mil 481 kilómetros cuadrados. Los daños en Sonora se calcularon en 8.6 millones de dólares.

De entonces se recuerdan dos cosas fundamentalmente: la elevada cantidad de víctimas -con sus secuelas de dolor-; y la indignación contra las autoridades, porque no hubo advertencias suficientes y oportunas, y porque el proceso de rescate se volvió tortuoso, penoso; no sólo por las razones humanitarias comprensibles, sino por la ineficacia de las autoridades. Sobre todo por la intrincada tramitología que cada rescate de cuerpo debía sortear, a veces con resultados contraproducentes.

LAS ACUSACIONES

En un alegato interpuesto ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Academia de los Derechos Humanos de Sinaloa, encabezada por Oscar Loza Ochoa, señala varios puntos, según encontramos en el resumen elaborado por la propia CNDH:

"Los quejosos continuaron señalando que las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no vigilaron con diligencia las normas de seguridad para este tipo de desastres, ya que algunas embarcaciones no contaban con chalecos salvavidas, equipo de navegación adecuado, equipo de radiocomunicación de banda marina y, en algunos casos, las naves no se encontraban en buenas condiciones de uso; que no existen suficientes faros y señalamientos con boyas en esteros y bahías, y que la Capitanía del Puerto de Topolobampo, en Ahome, Sinaloa, cuenta con un sistema de radio de banda corta, lo cual restringe las posibilidades de comunicación a un área reducida; que en las labores de rescate, frente a Playa Delfín, cerca de Mazatlán, pescadores de esa comunidad localizaron 21 cadáveres de pescadores que perecieron en los naufragios, recogieron 17 de ellos en sus embarcaciones y los entregaron a los tripulantes de la fragata G-P-1O, de la Secretaría de Marina, y dejaron con boyas los restantes cuatro cuerpos, porque no pudieron subirlos, y que los servidores públicos de la Secretaría de Marina insultaron a los pescadores rescatistas, diciéndoles que estaban invadiendo funciones públicas; asimismo, las personas que estaban ayudando en las labores de rescate solicitaron al oficial encargado de la fragata que les proporcionara combustible y guantes para poder continuar con la búsqueda de un familiar, sin que se les haya proporcionado el apoyo que requerían; que en la bahía de Topolobampo, en Ahome, Sinaloa, fueron localizados los restos de la embarcación "Don Geovanni", cuyo casco sobresalía de la superficie, encontrándose en su interior, atrapados aún con vida, los tripulantes Adrián Morales y Enrique Aguayo Soto, por lo que se intentó su rescate; que sobrevivientes de otro naufragio, así como miembros del cuerpo de bomberos, se oponían a que rescatistas de la Secretaría de Marina perforaran el casco de la nave, ya que esto provocaría la salida de la burbuja de aire que mantenía el barco a flote, sin que fuera atendida esta advertencia, lo que provocó la muerte de los tripulantes atrapados al hundirse el barco; que el 15 de septiembre de 1995, el señor Óscar Valdez Rodríguez, propietario de varias embarcaciones afectadas por el huracán, ofreció al contralmirante Rubén Gómez Galván, comandante del Sector Naval en Topolobampo, cuatro barcos camaroneros equipados con radar, navegador con satélite, videosonda y reflectores potentes, y sólo se requirió de la Marina sólo lanchas para esas embarcaciones, pero el citado servidor público se negó a realizar cualquier labor de rescate hasta la mañana siguiente".

En el mismo expediente, la defensa de la Secretaría de Marina para el caso del "Don Geovanni", no se basa en que hubiesen actuado adecuadamente, aunque el resultado no hubiese sido bueno (los dos pescadores a rescatar, murieron), sino en que la responsabilidad es de la máxima autoridad presente, y ésa era una distinta a ellos.

Las quejas por la falta de información oportuna fueron refutadas con la muestra de los 18 boletines que el Servicio Meteorológico Nacional hizo circular por distintos ámbitos, advirtiendo la peligrosidad y trayectoria del fenómeno.

Años después, sin embargo, la propia Secretaría de Marina reconoce fallas en este renglón en su página de Internet (www.semar.gob.mx), donde presenta su Centro de Análisis y Pronóstico Meteorológico Marítimo, y establece que, aun cuando desde 1983 había ya un departamento de Meteorología, los recursos no eran suficientes, y sobre todo, no había una coordinación institucional como se requería.

HISTORIA

"En 1983, la Secretaría de Marina creó el departamento de Meteorología, laborando con recursos muy limitados y con información proporcionada únicamente por el Servicio Meteorológico Nacional, sin cubrir las áreas marítimas.

En 1995, los daños ocasionados por el Huracán Ismael en el Océano Pacífico evidenciaron la falta de coordinación interinstitucional, la falta de recursos humanos capacitados en meteorología marítima, además de la necesidad de contar con un pronóstico meteorológico marítimo.

"En 1996 se pone en marcha el proyecto del Centro de Análisis y Pronóstico Meteorológico Marítimo, adquiriéndose 22 Estaciones Meteorológicas Automáticas de Superficie (EMAS) y una Estación Receptora de Imágenes de Satélite (ERIS), además de formalizar la emisión de pronósticos, boletines y avisos de ciclones tropicales a los usuarios internos de la Secretaría de Marina.

"Debido a la creciente importancia de las actividades desempeñadas y al favorable impacto que éstas tuvieron dentro de la Institución, como en las diversas entidades y en la población en general, el 1 de octubre de 2000 se creó la Dirección de Meteorología Marítima".

La temporada camaronera 95-96 fue difícil, tensa. La tristeza era un signo general.

Por ello no sorprendió la enorme concentración de personas en la explanada de La Puntilla, la noche del primero de noviembre, cuando un grupo de mazatlecos encabezados por Raúl Rico y apoyados por Codetur, que dirigía Miguel Angel García Granados, montaron el homenaje "Fuego en la Palabra", con que se recordó a las víctimas.

Muchos de los pescadores regresaron a puerto sólo a estar presentes. El cierre del programa parecía difícil, pues consistía en un largo pitido de un camaronero. A esas alturas del año prácticamente no los hay en puerto, pero esa noche sobraron. Entraron sólo para acercarse al muelle turístico y desde el barco mismo escucharon el homenaje. Al primer sirenazo que había sido apalabrado, siguió un largo concierto de lamentos espontáneos de los otros camaroneros, el cual inundó al puerto y subió a las nubes, buscando a los que se fueron.
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Relato de Antonio Hernández M.

La tragedia ocasionada por el Huracán Ismael me hizo recordar cuando necesitado de mejorar mis ingresos, allá por los cincuentas, me embarqué en el camaronero El Misionero, donde Guadalupe, un vallarteño de unos 36 años, era el capitán o patrón de la nave, posición a la que llegó empíricamente, pero quien como muchos que llegan a mandar sin el respaldo de la educación, actuaba sin la reflexión necesaria, arriesgándose no sólo él, sino a los que lo acompañaban.

Así sucedió cuando navegando cerca de San Blas, Nayarit, la radio anunció la presencia de un ciclón, que Guadalupe desestimó, dando órdenes de seguir pescando con rumbo a Mazatlán, para de ser cierto el pronóstico refugiarnos, ¨correr¨ se le decía al huir del meteoro, mientras el cielo se oscurecía en plena mañana, el mar se tornaba de un negro profundo y la olas crecían, haciendo que sus allegados insistentemente le preguntaran si levantábamos las redes, a quienes contestaba: "le vamos a dar un rato más".

El ciclón nos alcanzó, logrando poner sobre cubierta el chinchorrro, que se mecía en la pluma (grúa) como péndulo sin control, obligándonos a tirar lo pescado al mar, pues el mal tiempo apenas nos dio oportunidad de amarrar los equipos que sueltos, bandeándose de un lado al otro por la marejada, ponían en peligro al barco, buscando enseguida huir, lo que hicimos difícilmente porque las olas alcanzaban como diez metros y era suicida aumentar la velocidad, y entonces, a media marcha, apilados los siete tripulantes en el reducido espacio que acomoda timonera, camarotes y comedor, sin más que hacer que sostenerse firmemente para no rodar, veíamos a Guadalupe tratando de controlar el barco, al que barrían las enormes olas, para una vez en la cima, perdida la sustentación, azotar contra el fondo como cuando se golpea el agua con la palma de la mano abierta, haciendo crujir la nave, cuya máquina se desaceleraba y aceleraba, porque la propela (hélice) entraba al agua y luego quedaba al aire.

Tres horas de angustia en la inmensidad del océano fueron mitigadas por la media hora de calma que se produce al pasar el ojo del huracán, para luego volver a recibir su embate otras tres por el otro lado del barco, pues al cruzarlo se invierte el sentido del viento, lo que parecía interminable hasta que llegamos a la bahía que artificialmente se formó entre el cerro del Crestón y la Isla de los Chivos en Mazatlán, donde al entrar se forma una peligrosa barra que afortunadamente salvamos, experiencia que parece no sirvió a Guadalupe, porque pronto nos volvió a meter en otra situación similar en las costas de Baja California, cerca de Bahía Tortugas.

Todo esto me hizo recordar Ismael, que tocó tierra la tarde el jueves 14 al norte de Sinaloa con notorias particularidades, pues mientras la mayoría de los huracanes se trasladan a 15 kilómetros por hora, Ismael lo hizo a 35, variando su rumbo de 315 grados a 45 cuando estaba frente a Los Cabos, entrando por el Mar de Cortés y sorprendiendo a una avejentada flota pesquera a la que hacía apenas cuatro días, el Dr. Zedillo, meneando la cabeza por su estado desastroso, había dado la señal de partida desde el cañonero José María de la Vega en la Bahía de Topolobampo.

Cuando empecé a leer las noticias de la tragedia me pregunté ¿Cuántos Guadalupes había en los barcos que se hundieron ante el paso de Ismael?, ¿cuántos no creyeron en los meteorólogos?, ¿cuántos ignoraron los avisos que se dieron?, para luego irme enterando que no sólo pudo ser eso, sino que los avisos se dieron tardíos, que los proporcionaron varias instituciones a veces contradiciéndose, que debido a la crisis muchos de los barcos iban sin radio, a lo que hay que agregar que en esta región agrícola, en cada inicio de temporada sale la gente a pescar en canoas y pangas para aminorar su miseria, que ahora muchos terminaron con su muerte.

En un país donde nadie cree en nada, ¿a quién habrían que creer quienes andaban en el mar?, ¿a los meteorólogos que dicen que siempre fallan?, ¿a las capitanías de puerto cuyos burócratas dejan todo "para el rato" como se hizo con los avisos, cuyo retardo agravó la velocidad del meteoro?, ¿a la Cámara de la Industria Pesquera preocupada más por los intereses de los armadores que por las tripulaciones?, ¿o a los armadores que con la deuda del avituallamiento piden a los capitanes que no se devuelvan porque truenan?, y que como Guadalupe dicen: "le vamos a dar un rato más".

Los dirigentes de las cooperativas niegan que la tragedia ocurrió por no haber hecho caso de los avisos y que decirlo lastima la memoria de los muertos, pero la verdad es que así fue, porque a un primo mío casi le cuesta la vida haberse quedado pescando un rato más, lo que sucede por una cultura de falta de prevención y porque la credibilidad en todos sus aspectos anda por los suelos.

58 muertos oficialmente, aunque se dice son 128, cerca de 400 desaparecidos, decenas de barcos hundidos y averiados, más los daños materiales sufridos en tierra, son el balance de esta tragedia, que incluye dramas como el de un pequeño armador que perdió su pequeño barco que no estaba asegurado y junto con él a sus dos hijos y a un hermano; el de un dirigente perredista ahogado mientras trataba de salvar a una persona del arroyo embravecido, y los de cientos de gentes que luego de esperar inútilmente el regreso de los suyos en el muelle de Topolobampo, donde precisamente la barra hizo naufragar algunos barcos, volvieron a sus lugares de origen: Mazatlán, Baja California, Oaxaca, Durango, Sonora y otros estados, algunos con sus muertos y la mayoría sin ellos.